Hoy nos escapamos de los lugares más conocidos de Holanda para hablar del rinconcito del país con las figuras de cerámica más características y conocidas de Europa y a la que sí o sí tienes que ir de visita: Delft.
Delft está situada al suroeste de Ámsterdam ¡es ideal para una excursión de un día!. Se conoce porque, desde siempre, ha tenido una estrecha relación con la industria de la cerámica, con el pintor neerlandés Johannes Vermeer y con la realeza holandesa.
¿Sabías que inspiró uno de los cuadros más representativos del barroco holandés? Sí, Vermeer pintó su famosísimo “Vista de Delft” allá por 1660 representando todo su amor por su bellísima ciudad natal. Pero la cosa no que queda aquí, y es que hay muchísimas más curiosidades que todavía puedes aprender. ¡Vamos allá con los planes que se pueden hacer en esta magnífica ciudad!
1. Iglesia Nueva (Nieuwe Kerk)
La mejor manera de empezar a disfrutar de tu visita a Delft es subiendo a la altííísima torre de la Iglesia Nueva (con nada más y nada menos que ¡376 escalones!). Si te estás preguntando si merece la pena hacer ese (súper) esfuerzo, la respuesta es ¡por supuesto! Desde su cima se pueden observar unas vistas panorámicas impresionantes de toda la ciudad; la arquitectura de los edificios, los canales serpenteando la ciudad y hacerte un esquema mental de cómo se organiza la ciudad y dónde se encuentran los lugares que tienes en mente visitar.
Una vez deshecha la “escalada” y en tierra firme, no puedes dejar de visitar la iglesia propiamente dicha. Su construcción data del siglo XIV, aunque fue remodelada siglos más tarde con un estilo gótico tardío. En el interior encontramos un bellísimo techo de madera y el mausoleo de Guillermo de Orange (fundador de la nación holandesa). Es un lugar que deja sin palabras a todo aquel que lo visita…
2. Iglesia Vieja (Oude Kerk)
Otra iglesia de Delft que merece visita, es la Iglesia Vieja, o “Viejo John” como le llaman los lugareños. Se trata de una construcción que se encuentra a orillas del Oude Delft, el canal principal y más antiguo de la ciudad. Es muy interesante visitarla, ya que su arquitectura sorprende nada más llegar. La inclinación de la torre del reloj (debido a la inestabilidad del terreno) y sus magníficos vitrales hacen que sea un espacio con un toque característico, único y digno de visitar.
¿Quieres saber una curiosidad? En ella se encuentra la tumba de Johannes Vermeer. Así que, sin duda, merece la pena incluir esta parada en tu itinerario.
3. Plaza del mercado (Grote Markt)
Un buen punto para seguir la ruta es el Grote Markt.
Otro must de tu visita a Delft es la plaza del mercado. Es una de las más grandes de europa y se encuentra en el centro de la ciudad. Está rodeada por algunos de los edificios históricos más interesantes de Delft, como el Ayuntamiento, la Iglesia Nueva o la Iglesia Maria Van Jesse. En el centro hay una estatua de Hugo Grotius, un jurista del siglo XVII nacido en la ciudad que sentó las bases del derecho internacional.
Esta plaza tiene una esencia especial. Te recomendamos que te pierdas por las callejuelas de los alrededores, te sumerjas en el agradable ambiente de la ciudad y te pierdas por los mercadillos de cerámica en busca de la pieza perfecta para ti o para los tuyos (¡ojo no te olvides de comprar un recuerdo de cerámica de Delft!)
4. El ayuntamiento (Stadhuis)
Justo al otro lado de Grote Markt encontramos el preciosííísimo ayuntamiento de Delft. Este majestuoso edificio renacentista del siglo XVII es uno de los más representativos de la ciudad. Tiene una torre anterior a su construcción que durante muchos años se utilizó como cárcel y donde en la actualidad se alberga el museo de la tortura.
Si lo visitas, no vas a poder quitarle ojo a la fachada ni a la decoración espectacular del interior de la casa consistorial. ¡Es un edificio que no puedes perderte!
5. Royal Delft
Como todos sabemos, la cerámica azul de Delft es, sin duda, uno de los símbolos más característicos de Holanda. ¿Y eso porqué? ¡Lee con atención! Entre los años 1600 y 1800, Delft fue una de las productoras de cerámica más importantes de Europa y gozaba de una enorme popularidad entre las familias ricas. Por desgracia, la cerámica azul pasó de moda y los alfareros tuvieron que cerrar sus puertas (en su momento de apogeo llegó a haber 33 fábricas en la ciudad) y la única fábrica que quedó abierta es Porceleyne Fles o Royal Delft.
Esta fábrica es una visita obligada para todos aquellos que quieran admirar las técnicas artesanales y de pintado a mano que se usaban (y que se siguen usando) para elaborar las cerámicas. Eso sí, si no quieres quedarte sin entrada, sé precavido, que puedes comprarla con antelación.
¿Qué os ha parecido Delft? Es una ciudad muy interesante para ir de visita con tranquilidad. Además es muy fácil llegar, tanto desde Ámsterdam, La Haya, Rotterdam o desde el aeropuerto Schiphol.
Por cierto, si os ha gustado nuestra publicación sobre Delft, os va a encantar leer sobre Brujas, la ciudad medieval mejor conservada.
Un destino totalmente recomendable.